Casi desde sus primeros años como sujeto, el ser humano empieza a querer alcanzar cierta independencia. Este es un sentimiento casi innato en él.
A medida que su educación avanza y este individuo va
"adquiriendo forma humana", el individuo va aprendiendo poco a poco a manejarse dentro de la sociedad en la que le toca vivir, una sociedad que sin duda está plagada por relaciones de poder y, pensar en elo poder, nos lleva inevitablemente a pensar en un ser político, entendiendo como política como "una actividad orientada a la toma de decisiones de un grupo para alcanzar ciertos objetivos".
El camino de la educación, sin duda se ha visto inmerso en un ambiente en donde día a día, se van dando relaciones de poder que parecen ser cada vez más encarnizadas y, en el caso de la educación, éstas relaciones en mi opinión, nos muestran dos caras de una misma moneda. Por un lado, los debates en torno a lo educativo, nos muestrn un deseo por querer reformar el quehacer educativo y se muestran a favor de propuestas como las de Lobrot u otros autores como Freinet o Cousinet que abogan porque se le de una mayor responsabilidad al niño en lo que a su aprendizaje se refiere, es decir, por una
autonomía en la que el estudiante sea capaz de decidir por si mismo sobre aquello que conviene a su aprendizaje, donde además pueda ser reflexivo y crítico tanto individual como conjuntamente. Desgraciadamente, este deseo de progreso, se ha visto empañado en muchas ocasiones por los estrictos estatutos establecidos en el currículo, los programas escolares que marcan un método de enseñanza específico, la administración escolar, etc.
Es en el seno de la sociedad y a partir de las relaciones descritas anteriormente, las que marcarán los pasos que se darán dentro de la educación, ya sean o bien para
liberar o bien para imponer una
obediencia hacia aquellos que ostentan el poder.
En el caso de Lobrot, nos encontramos con una propuesta liberatora, con una
educación libertaria, que además de buscar que el individuo fuera capaz de
autogestionar su propio conocimiento, fuera capaz de comenzar a deshacerse de todas esas ideas que durante los tiempos de guerra - y aún hoy donde las circunstancias nos han llevado a una especie de
separación del grupo colectivo-, representaban un cáncer para el progreso y el alcance de objetivos tales como la libertad, el progreso de las clases bajas, la igualdad entre personas de distinta raza, religión, etc. en pocas palabras, lo que buscaba era la formación de
ciudadanos y esto, además implica que nuestra formación, debe ser tal que, podamos llegar a entender al otro, preocuparnos no sólo por sus necesidades y no sólo por las nuestras y dejar el egoímo de lado, para poder llegar a construir políticos, ciudadanos y el país que queremos.